25 de abril de 2020

Dark Butterfly


Aquel día se encontraba nublado aunque cálido y gritando querer llover. Aún así fuimos con Romina a caminar al cerro y arreglar nuestros diminutos universos en una conversación perspicaz y cómplice. Yo tenía en mis manos un folleto que no quise rechazar a un repartidor en el camino (porque también estuve de ese lado en algún momento de mi vida). Al legar casi al final de nuestro recorrido, aparece una rara especie de lepidóptero, una mariposa negra gigante, un poco más grande que mi mano… Quedamos atónitas mirándola, cuando nos percatamos que ¡no andaba sola! eran dos raras mariposas negras, todo cambió de curiosidad a miedo cuando tales especímenes comenzaron a emitir un zumbido agudo, como si estuviesen comunicándose. Con Romina nos miramos incrédulas acerca de lo presenciado por nuestros inocentes ojos. La que estaba más cerca de mí, se posó suave y dulcemente en mi mano izquierda… algo temerosa, acerqué mi brazo a mi cara para observarla mejor pero en ese momento sentí un hormigueo en toda mi mano. Hablé despacio y nerviosa a mi amiga -“como que mi mano se está durmiendo amiga…”. Romina asombrada me mira sin saber qué hacer, de repente veo como comienza salir un aguijón de la parte trasera de este espécimen; alcanzo a poner el folleto que tenía en mi otra mano justo antes que el enorme aguijón atravesara mi piel y grité –“¡Romi ayúdame! Sácame esto! En ese momento la otra mariposa se abalanzó contra Romina, quien en un rápido movimiento la golpeó con su mochila, la mariposa que estaba en mi mano me soltó y acudió cerca de donde había sido eyectada la otra. Salimos corriendo de ahí hasta que el aire no nos dio más, conversamos con los guardias del parque, fuimos a la enfermería pero no encontraron nada en mi mano a pesar de buscar con lupa. El efecto de la neurotoxina de esa mariposa, que me afectó la mano, duró unos 3 días afortunadamente… creí que no podría recuperar la sensibilidad y movilidad de mi mano durante esos largos días. Nadie creyó mi historia y Romina decidió callar por miedo a quedar como demente frente al resto. Investigué en internet pero no aparecía nada sobre esta rara especie, hablé con especialistas en lepidópteros y no creyeron mi relato. Así que decidí ir al mismo lugar para ver si me las topaba de nuevo, pero esta vez fui con mi “goPro”. Estaba decidida a dejarme inocular con tal que el resto me creyese y lo grabaría todo. Cuando llegué al lugar, no estaban… esperé hasta que comenzó el atardecer y de repente ese sonido ensordecedor recorrió mi espalda y sentí terror. Una de ellas nuevamente se acercó a mi con suavidad y al ver que yo no oponía resistencia, se quedó en mi mano. La otra revoloteaba muy cerca y alrededor, volví a sentir ese hormigueo pero esta vez no era solo en mi mano, sino en todo el brazo, comencé a grabar y deje que ese gigante aguijón me atravesara la piel, para mi sorpresa no sentí absolutamente ni una pizca de dolor. Permaneció así unos 3 minutos, y yo en vez de sucumbir al pánico, comencé a tener una extraña sensación de relajación. Sacó su aguijón lentamente y elevó el vuelo junto con la otra. No sangré y sólo me quedó una pequeña marca en la mano. Esa vuelta a casa fue muy extraña, no recuerdo muy bien cómo fue que llegue hasta mi pieza hasta que me encontré mirando el techo haciendo nada, sin hambre y con una extraña sensación de paz. Al otro día al despertar, tampoco sentí mucha hambre, la “goPro” quedó olvidada en mi escritorio. Sentí la necesidad de ir al parque, y fue una delicia sentir los rayos del sol en mi piel comencé a sentir un apetito voraz, y justo vi a un vendedor de manzanas confitadas, quien me miraba con una sonrisa nerviosa al ver cómo me comía 5 manzanas confitadas de una. Desde aquel día han pasado 2 semanas, como solo fruta pues no me dan ganas de comer nada más, no tengo interés en ir al trabajo ni hablar con nadie, paso el 90% de mi día en el parque acostada en el pasto… hoy sucedió algo muy extraño, al principio creí que eran mis intestinos, pero lo vi claro mientras estaba acostada en el parque… tengo una especie de gusano dentro de mi abdomen. Escribo esto aún no sé para qué… porque si voy a morir… ya no me importa, pues siento una paz que nunca sentí antes.